Muchas son las estadísticas que se han publicado últimamente en las que se demuestra que un altísimo porcentaje de pymes daban la espalda al sistema de formación bonificada. Un modelo de formación en el que las empresas pueden bonificarse en sus seguros sociales la cantidad correspondiente a costes de formación en los que hayan incurrido a lo largo del año. En definitiva se trata de recuperar en formación un dinero que ya ha pagado la empresa a la Seguridad Social.
Parece ser que una de las razones por las que las pequeñas empresas no utilizan las bonificaciones es por el desconocimiento de su funcionamiento. En este sentido es vital que no sólo las administraciones públicas, sino también los agentes sociales y el sector de las empresas de formación se involucren en lo que debería de ser una campaña informativa veraz, transparente y clara para que las pymes conozcan esta interesante fuente de financiación de la imprescindible actividad formativa.
También es necesario asesorar a las empresas para que conozcan el funcionamiento de la formación bonificada y que sepan a qué tipo de cursos pueden optar para mejorar la cualificación de los trabajadores de dichas empresas. En este sentido habría que tener en cuenta las necesidades formativas específicas de cada empresa y del sector al que pertenezcan para diseñar un plan formativo a la medida.
Es imprescindible que tanto las asociaciones empresariales como las empresas de formación den un servicio de asistencia y asesoramiento ligado a la realización de los cursos que puedan ser objeto de la bonificación.
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